Más de 400 aviones japoneses, acabaron con la vida de 2400 personas y hundieron cerca de 10 barcos, la mitad de las bajas fueron del USS Arizona, cuyos restos continúan en Pearl Harbor.
Un gran numero de marineros murieron bajo el agua, atrapados en sus literas y otras habitaciones en las cubiertas inferiores del buque. Muchos continuan aun bajo el agua ya que las labores de recuperación fueron especialmente arduas, algunos de los buceadores que participaron, se negaron a realizar una segunda inmersión. Paul Stillwell, en su libro “el acorazado Arizona”, dice que...
...Los buceadores que iban al interior de la Arizona encontraron un lugar misterioso. A medida que se adentraban en el interior del casco destrozado, sus movimientos creaban corrientes en la aguas turbias. La consecuencia era una especie de succión, que en más de una ocasión acababa con los cadáveres dando en la espalda o en el casco de los buceadores"
A día de hoy los supervivientes del USS Arizona tienen el derecho a ser "enterrados" junto a sus compañeros en el barco una vez fallecen.
Tras ser incinerados, una guardia de honor acompaña a la familia que porta la urna con los restos del veterano fallecido hasta el monumento. Una vez allí, tras una escueta ceremonia, la urna es entregada a buceadores de la Armada, que se sumergen con ella hasta una abertura del casco donde la dejan caer hacia su interior, donde el fallecido reposará para siempre con sus compañeros.
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