Si no lo sabe, ya se lo digo yo; Un guardia civil de tráfico gana
unos 250 euros más que un guardia civil del Servicio Rural. Es oportuno
señalar esta diferencia porque en los tiempos que corren es una cantidad
importante para lo que gana un guardia. Mientras que un guardia de
Rural puede acabar perdido en el último pueblo perdido de nuestra piel
de toro, un guardia de Tráfico tiene su base en una población más o
menos grande con todas las comodidades a su alcance. Eso hoy.
Hace no tanto tiempo, mientras un compañero de Rural tenía un día
libre, en la Agrupación de Tráfico teníamos dos. En Rural el servicio
era prácticamente imposible de conocer de un día para otro y en la
Agrupación podíamos planificar nuestra vida al menos con una semana de
antelación. En Rural tenían uniformidad con cuentagotas y en Tráfico no
faltaban camisas, abrigos, botas... Siempre lo mejor de lo mejor. En
Rural iban andando, restricción de combustible obliga, mientras que en
Tráfico recorríamos la carretera a placer. Eran los tiempos en que
llegar a Tráfico era un camino difícil. Pocos cursos y cientos de
solicitantes, había tortas para ingresar en la Agrupación.
Hoy,
después de muchos años, estoy decidido; me marcho de Tráfico. Muchos de
mis compañeros lo intentarán conmigo. Algunos tal vez lo consigamos; si
no es así, volveremos a intentarlo en cuanto tengamos ocasión. Es un
chorreo continuo, que hace que la Agrupación de Tráfico, poco a poco, se
esté quedando sin efectivos. Porque las bajas se amortizan, es decir,
no se cubren las vacantes. Quiero recordar aquellas páginas de la
revista Interviú, al poco de entrar Pere Navarro al frente de la DGT, en
las que se informaba de que el nuevo director general había encargado
un estudio para eliminar la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil y
sustituirla por una nueva policía de carreteras, al estilo de lo que se
hace en Italia.
El que lea esto seguramente no entenderá nada; tampoco lo entienden
mis amigos ni lo entiende mi familia. ¿Por qué marcharse de un sitio en
el que el sueldo es mayor y el material y los medios son mejores? Pues
para dormir tranquilo, principalmente.
Vivimos una Agrupación desprestigiada por su propia Dirección
General, sin rumbo, al servicio del poder y nunca del pueblo. Abandonada
a su suerte y dando la cara ante unos ciudadanos reventados y hartos de
sostener con su bolsillo los desmanes de este Gobierno inepto.
Agazapados en las cunetas, con las botas manchadas de barro y grasa y
cada día con menos honor. Si, honor. Alguno se reirá, pero el honor es
lo defiende el uniforme de la Guardia Civil.
Cada una de nuestras buenas acciones acaban por los suelos por
ocurrencias del señor que dirige la DGT. Cada momento de gloria de esta
Agrupación acaba hecho añicos por cada guardia escondido detrás de un
matorral operando un radar. Es intolerable, un insulto al Cuerpo ¿Cuándo
ha tenido que esconderse la guardia civil? Hablo de lo que vemos
últimamente, no un coche con radar parado en la mediana más o menos
oculto, no. Hablo de verdaderos malabares para esconder el coche o los
trípodes, llegando hasta disfrazarlos de arbustos como hemos visto con
vergüenza ajena en fotografías en algunos periódicos. De las miserias
internas de la prestación del servicio no quiero ni hablar.
La
mujer del rey no sólo ha de ser honesta, también parecerlo. La guardia
civil necesita urgentemente alguien que se encargue del "marketing", del
"community" o como demonios se llame ahora. De que la guardia civil
parezca lo que es y no lo que la hacen parecer. Y marketing no es un
reportaje de vez en cuando en la tele mostrando los mejores coches y
motos y el helicóptero con radar. Marketing no es sacar al teniente más
guerrero a mostrar a todos los españoles que viene el coco. Marketing es
hablar con el conductor, ayudarle con su ruta, auxiliarle en una avería
mecánica. Marketing es boca a boca. ¿No se dan cuenta los mandos de
esta agrupación que nos están usando para promocionar la persecución, de
que nos hacen cómplices de su infame política de criminalización del
conductor? No, para nosotros el conductor no es un criminal. En el 99%
de los casos, es una persona que va de aquí para allá con precaución.
Hace años que no veo un reportaje de auxilio. Sólo veo cómo el nuevo
radar fotografía a un infractor, el helicóptero sigue a un veloz
automóvil, o cómo el teniente de Madrid para a los conductores para
realizar la prueba de alcoholemia. Palo, palo y más palo. Eso es lo que
vendemos, o mejor, lo que la DGT quiere que vendamos. ¿Para cuando el
reportaje de la agrupación de tráfico escoltando a una ambulancia,
ayudando con la camilla, visitando al herido en el hospital o llevando a
su dueño los efectos personales perdidos en un accidente? Tal vez al
señor director general esto no le interese, no parece importante que
España sepa que esta, entre otras, es nuestra tarea. O peor, tal vez no
se ha enterado de la verdadera función de la Agrupación de Tráfico de la
Guardia civil y por eso hace el uso que hace de ella.
Los recortes que este Gobierno ha llevado a cabo en los salarios de
los funcionarios no se han quedado sólo en el sueldo base; han llegado a
productividades, recortes de horas y todo lo imaginable que tenga un
coste económico. Parches y más parches cuando el mal ya estaba hecho. Es
tal la chapuza que en un destacamento de quince guardias, puede haber
diferencias de sueldo de más de 200 euros. Y si entramos a hablar de la
diferencia de servicios, mientras un guardia realiza, por ejemplo, tres
noches, otro puede hacer cinco y otro siete. Un guardia puede hacer tres
fines de semana, otro dos y otro ninguno. El descontrol y la
discrecionalidad de los mandos es la constante de la Agrupación.
Este
mes García, un compañero, no percibirá la productividad. Ha tenido la
"mala suerte” de no poder detener a nadie porque no ha encontrado a
nadie borracho a quien detener. Hizo varios miles de kilómetros durante
sus servicios, denunció diversas infracciones, asistió un par de
accidentes e incluso escoltó un transporte especial. Por desgracia
ningún borracho o conductor sin carné. Benítez y Blas (otros dos
compañeros) sí toparon con uno. Resultado: la productividad esta vez no
le llega a García. La cara de García es un poema... No es que Benítez y
Blas no la merezcan, es que García también. En los destacamentos de toda
España hay demasiados García.
Y aquí está un “García”, que no ha recibido nunca una productividad
mientras algunos de sus compañeros lo hacían mes si y mes no. Aquí
tienen a un espectador que ve en la tele siempre los mismos reportajes y
ya le aburren. Aquí un guardia de Tráfico cansado de mandos incapaces
que sólo saben berrear y no asumir nunca jamás sus responsabilidades,
harto de no saber qué servicio tendrá mañana aunque las normas obliguen a
conocerlo con anterioridad, avergonzado de pisar carreteras en estado
tercermundista y echar la culpa de cualquier diligencia a la velocidad
inadecuada, asqueado de ver a compañeros saltando como conejos a la
carrera para no ser atropellados porque nos han puesto en un control de
alcoholemia en un tramo sin luz ni visibilidad. Verdaderamente hastiado
de las presiones. Y sí, que se me llame débil de carácter si se quiere,
de que todo el mundo a mi alrededor me considere un bandolero y me
repita lo bien que lo hacía la guardia civil antes y que ahora somos
impresentables y sólo atracamos a los conductores.
En estos últimos años no puedo recordar una sola instrucción o medida
de la DGT encaminada a favorecer la relación con el ciudadano o a
prevenir accidentes. Todo han sido medidas represivas para mantener al
conductor firme. No cabe duda que lo han conseguido, aunque para ello
hayan tirado todo el prestigio de la guardia civil de Tráfico a la
basura. La gente conduce literalmente acojonada, agarrotada, y yo mismo
he sido testigo de demasiadas situaciones de riesgo generadas por esa
sensación del conductor de ser metido en la cárcel por salir a pasar el
fin de semana con la familia.
Cuando se realiza un trabajo, el que sea, son muchos los factores que
hacen que la persona lo realice de modo eficaz y correcto. Uno de ellos
es la motivación. Si el trabajo es vocacional, como este, ese factor es
si cabe, mucho más importante. Para cumplir y hacer cumplir la Ley, hay
que creer en ella. Se puede dudar, pero esas dudas no han de dejar
nunca paso a la desgana y el desánimo, pero cuando el objetivo que se
persigue no es el cumplimiento de la Ley, sino el engorde las raquíticas
arcas del Estado. Cuando no se trata de las vidas que se salvan, sino
del impacto económico que esas víctimas causan y cuando ha dejado de ser
una cuestión real de moralidad para pasar a ser una carrera de números
para cumplir criterios estadísticos, este servidor suyo, ha dejado de
creer en nada.
He
cometido el terrible error de empezar a leer determinados blogs y
artículos y empezar a cuestionarme ciertos dogmas de fe. He cometido el
error más terrible todavía, de no creer en esos artículos y buscar yo
mismo esa información y contrastarla y he cometido el error supremo de
empecinarme en encontrarla. Y la he encontrado, vaya si lo he hecho.
Señor Director General de tráfico. Espero decirle pronto que ya no
será usted mi superior, me marcho. Sepa usted que para mí y para la
mayoría de mis compañeros ha sido sin ningún género de duda el peor
director general que ha pasado por Tráfico, por mucho que se vanaglorie
usted de los éxitos cosechados. Medite el modo en que los ha logrado y
medite más aún cuánto de cierto hay en ellos. Piense en cómo encontró la
Agrupación y cómo la deja. Nunca le gustamos demasiado, también es
cierto. Valore cuantas veces ha faltado a la verdad disfrazando la
realidad.
Señores mandos de la Agrupación. Son ustedes oficiales de la Guardia
Civil, ¡Por el amor de Dios! Digan basta de una vez a esto y preocúpense
por sus guardias, sometidos por sus jefes de Destacamento y Subsector
en algunos casos hasta el agobio. Bajen a la tierra y escuchen sus
necesidades que no siempre son salariales.
Lo dicho, me marcho. Nos marchamos muchos. Nadie nos echará de menos
porque ya se han encargado desde el Gobierno de eliminar casi 2.000
agentes de Tráfico, así que pensándolo bien hasta les hacemos un favor.
Quizás
no sea un adiós sino un hasta luego. Hasta que vengan mejores tiempos,
hasta que la vida personal se pueda compaginar con la laboral, hasta que
no se nos pida tener el don de la ubicuidad, hasta que el director
general de Tráfico se haya marchado a su casa y no tengamos que cargar y
llevar a la práctica sus ocurrencias de fin de semana. Hasta que venga
un director general que escuche a los que saben de seguridad vial y que
se preocupe de lo que importa y no de salir en la tele todos los días.
De que las víctimas desciendan de verdad y no debido a creativos juegos
de contabilidad estadística. Hasta que el reconocimiento de que las
vidas que se salvan recaiga en sus verdaderos salvadores. Médicos,
enfermeros, bomberos, protección civil, investigadores médicos, el Señor
Audi, la señora Mercedes, etcétera. Y a la postre, estos humildes
guardias de Tráfico. Por que si es por el cochino carné por puntos,
decomiso de coches y demás absurdas zarandajas, estábamos apañados.
Extraído de: El Antirradar.
1 comentario :
Es una lástima que la gente no acabe de entender lo que haceis. Es una lástima que los Gobiernos os utilicen para sus fines. Es una lástima que, la que fue llamada por los ciudadanos "Benemérita", se vea en esta situación que describes. Que un Guardia Civil que presta servicio vocacional, con el ideal de ayudar a la población, tenga que irse porque lo utilizan sólo para recaudar.
Es una lástima. Pero ánimo, no dudo en que llegarán tiempos mejores para todos, también para la Guardia Civil. Y esos tiempos no llegarán con desmilitarizaciones o paparruchas, sino como acercamientos al modelo de la Gendarmerie Nationale: más medios, más tacto de los oficiales con sus subordinados, más preparación de los mandos.
Ánimo, y que el adiós sea un "hasta muy pronto".
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