29 ago 2010

El día a día de los militares españoles en Afganistán: “Hay mucho intercambio de fuego”

"Tú sales de patrulla y ellos (los insurgentes afganos) siempre te están controlando. Saben por dónde te vas a mover, porque las columnas (de blindados) son grandes y porque aprovechan las características del terreno. Saben qué camino vas a seguir y por dónde volverás después. Así que organizan una emboscada o preparan un artefacto explosivo”. Este es el testimonio de un militar español desplegado en Afganistán. Su experiencia en el avispero del Hindu Kush esclarece la naturaleza de la misión que allí desarrollan las Fuerzas Armadas, ahora que la muerte de dos guardias civiles y su intérprete ha reavivado el debate sobre la permanencia de las tropas.
¿Cuáles son las condiciones actuales de violencia? ¿Cómo es el día a día de un soldado español? Mientras la ciudadanía exige información, el rechazo al despliegue aumenta y asociaciones militares como AUME denuncian la “gravísima situación de inseguridad”, desde el frente se describe un horizonte que dista mucho de la imagen difundida por el Gobierno. “¿Cómo es el día a día? Hay mucho intercambio de fuego, aunque lo que les va a ellos (los insurgentes) son los atentados, porque no pueden enfrentarse a una columna numerosa y fuertemente armada. Ellos son más de pegar el palo y salir por pies. También está la dificultad de identificar al enemigo, porque no todos los hombres armados son insurgentes, hay contrabandistas, bandoleros, narcotraficantes… Cuando estás en la base te dedicas al mantenimiento del equipo. Además hemos movido mucho el tema de las bases avanzadas, como en Sang Atesh”, cuenta a El Confidencial.
Los efectivos españoles construyeron hace meses dos Bases Operativas Avanzadas en la provincia de Badghis, donde se encuentra el grueso del contingente, para controlar la crucial Ruta Lithium, una pista forestal de 200 kilómetros que une Qala i Naw, capital de la región, con Bala Murghab, importante ciudad con fuerte presencia talibán. Para evitar que los insurgentes instalaran controles ilegales en esta vía, los militares españoles levantaron puestos avanzados en zonas calientes, como Sang Atesh o Sabzak. Esto implica más operaciones relacionadas con la seguridad.
Una emboscada sufrida a principios de junio por las tropas españolas cuando patrullaban por la región de Sang Atesh muestra el modus operandi de los talibanes. Los militares fueron atacados desde varios frentes con fusiles y armas de mayor calibre, como granadas propulsadas por cohetes RPG. Cuando las tropas se defendieron abriendo fuego contra los puntos desde los que recibían disparos, los atacantes huyeron en motocicletas de baja cilindrada, desapareciendo en pocos minutos. Dos cabos españoles resultaron heridos en la acción.
"¿Qué si hay inseguridad? ¿Qué coño de seguridad quieres? Yo allí tuve movidas, vas levantando IED’s (Dispositivos Explosivos Improvisados) y tal, pero es que no sé dónde nos creemos que estamos. Esta gente lleva en guerra 30 años. Todo el mundo es consciente de dónde está, así que cuando hay una baja tampoco te extraña mucho. Aunque esto tampoco es Helmand, no estamos combatiendo como los norteamericanos. Para nosotros no es una guerra abierta, pero por supuesto que hay inseguridad”, explica.
La “hipocresía” de la misión
La muerte del capitán José María Galera, el alférez Leoncio Bravo y el traductor Ataollah Taefik, tiroteados este miércoles en Qala i Naw por un policía afgano durante una clase de formación, ha provocado un nuevo enfrentamiento entre Gobierno y oposición sobre el actual despliegue de 1.555 militares y 37 guardias civiles en Afganistán. Unos exigen al Ejecutivo que “diga la verdad”, “que acepte que no estamos en misión humanitaria”, y otros replican que fue el Ejecutivo de José María Aznar el que envió las tropas hace ya nueve años con el apoyo socialista y el respaldo de la ONU. Ajeno a este rifirrafe, el militar que ha hablado con este diario se declara molesto “por la hipocresía que hay con este tema”.
"Allí lo que hacemos es no dejar que los insurgentes se muevan a su antojo. Por ejemplo, no dejar que monten controles ilegales en la Ruta Lithium. En realidad, el Ejército afgano es el que va delante. Nosotros no vamos a buscar a nadie directamente, algo que también nos molesta, porque hasta que (los talibán) no nos disparan no podemos dispararles. A lo mejor nos informan de que tenemos a 20 tipos que nos están controlando desde hace horas y no podemos darles chicha por los Protocolos de Actuación. Tenemos las manos muy atadas. En una ocasión, los estadounidenses solicitaron apoyo en el valle de Murghab porque intentaban acorralar al enemigo. Nosotros estábamos dispuestos a ayudarles, pero cuando llamamos a Madrid no nos dieron permiso”, afirma.
Este militar concluye su relato con una demanda al Ejecutivo: “Hay informes de inteligencia que identifican a los insurgentes, saben quiénes son, pero no puedes ir a por ellos. No es justo. Lo que tiene que hacer el Gobierno es decir que estamos allí para lo que estamos, con todas las consecuencias. Hasta el enemigo nota esa vacilación. Se da cuenta de que no tienes autoridad".




Fuente: El Confidencial Digital

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