En sólo dos meses, el Ejército ha cursado 120 denuncias contra otras tantas personas que han sido detectadas en el campo de maniobras de San Gregorio (Zaragoza). Se trata de una zona militar restringida, en la que se realizan prácticas de tiro que suponen un alto riesgo para quienes transitan libremente por esos terrenos. De ahí que se extreme la vigilancia para detectar a los intrusos, cuya tipología es de lo más variado. Desde buscadores de setas a cazadores, pasando por ciclistas, son algunos de los casos con los que se han encontrado los militares encargados de vigilar esa zona, según informó el Ministerio de Defensa.
Este campo de maniobras tiene un perímetro de 108 kilómetros, que están vallados y señalizados. El acceso sólo está permitido a personal autorizado. «Sin embargo -explicaron fuentes de Defensa- buscadores de setas, cazadores o ciclistas penetran ocasionalmente en el recinto, con el consiguiente riesgo de accidente». Y es que, además de los ejercicios de tiro que se realizan con frecuencia en esa zona, numerosos vehículos pesados transitan habitualmente por el terreno.
La elevada cifra de intrusos que han dejado los dos últimos meses alertan de un problema que debe atajarse por el bien, en primer lugar, de quienes incurren en una actitud muy poco recomendable para su seguridad. El Ministerio de Defensa ha insistido en solicitar «la colaboración y responsabilidad de los ciudadanos para evitar desgracias personales» y ha recordado que «estas conductas, además de suponer un riesgo físico, implican sanciones legales».
El campo de maniobras de San Gregorio remonta sus orígenes al año 1911. Fue entonces cuando el Estado compró los 23 kilómetros cuadrados con los que empezó a funcionar este complejo, superficie que se fue ampliando con el paso de los años hasta contar con la dimensión actual, que permite las prácticas con unidades mecanizadas y armamento de tiro de gran alcance.
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