19 may 2013

Vocación de servicio las 24 horas

Olas de tres metros, noche cerrada en la playa coruñesa de Orzán. Una patrulla de la Brigada de Seguridad Ciudadana bate la madrugada. Es 27 de enero de 2012, un turno tranquilo con la salvedad de alguna borrachera, una riña, un atraco tal vez... y las llamadas intermitentes a través de la emisora. Una noche que se torció como se puede torcer la suerte para cualquiera de los que visten uniforme azul y son las 24 horas los guardianes de las calles. Rodrigo, Javier y José Antonio, los tres policías nacionales, no llegaron a cumplir 40 años. Esa noche maldita la muerte en acto de servicio los convirtió en los héroes de Orzán

Nadie se acordaba de ellos el pasado 25 de septiembre en Madrid cuando los uniformes azules, las botas Mágnum, los cascos y los escudos de los uiperos representaban para algunos la única Policía, el enemigo al que insultar y escupir, «la cara del Estado». La ristra de manifestaciones de los últimos meses, su despliegue permanente en torno al Congreso, han erosionado la imagen del Cuerpo pese a las intervenciones mesuradas. El último CIS les baja la nota. «La rabia contra los políticos y contra la crisis se descarga en nosotros. La gente se olvida de que vistes el mismo uniforme que el compañero que te ha salvado de las llamas o ha detenido a la banda que robaba en tu barrio».

Expuestos día y noche y expuestos en las grandes ciudades. Solo el año pasado tuvieron que hacer frente a más de un millón de infracciones penales. El CNP logró esclarecer 348.115. Son un escaparate y un blanco fácil, y cada ciudadano cuenta la película según el fotograma vivido. Un policía es el que arresta al pedófilo que merodea junto al colegio de tu hijo; el que captura a un asesino en serie; el que manda a la cárcel al narco que vendió cocaína; el que desarticuló el penúltimo comando terrorista (79 de ETA desde 1997); el geo que voló por los aires para capturar a los yihadistas del 11-M (579 islamistas arrestados desde 1996); el que te hace el pasaporte con una sonrisa... Pero un policía es también, según la voz que lo describa, el que se pasea en coche por el barrio, el que tira de porra sin remordimiento, el que registra tu coche si sospecha, el que hace controles racistas en el Metro, el que elabora informes sobre Artur Mas, José Blanco o Ana Mato y la que descarta huesos de niños asesinados porque eran de perro...

Los orígenes

Su origen histórico los emparenta con el convulso reinado de Fernando VII que en 1824 dictó la Real Cédula de la Policía General del Reino, acompañada del Reglamento de Policía de Madrid, ciudad a la que se dotó de comisarías de distrito, que han evolucionado pero se han mantenido. El Rey firmó el siguiente Real Decreto: «Entre las atenciones que al verme restituido a la plenitud de los derechos legítimos de mi Soberanía, reclaman con urgencia mi paternal solicitud, he considerado como una de las más importantes el arreglo de la Policía de mis Reinos, la cual debe hacerme conocer la opinión y necesidades de mi pueblo e indicarme los medios de reprimir el espíritu de sedición (...)» 

Desde ese momento se establecen las dos funciones básicas de los agentes: velar por los derechos ciudadanos poniendo a disposición de la justicia a los delincuentes «en el plazo de ocho días lo más tarde» (Policía Judicial) y la seguridad pública, ya entonces con presencia en 126 localidades o partidos importantes, antecedente de las comisarías provinciales y locales. 

Algunas de sus atribuciones actuales se les encomendaron en el siglo XIX. Elaborar padrones, expedir pasaportes de viajeros, dar permisos a vendedores ambulantes u otros tan singulares como «los permisos que necesitan para ejercer sus profesiones por las calles y plazas los cantarines saltimbanquis, portadores de linternas mágicas, titiriteros, volatines, conductores de osos o monas...»; la Real Cédula les hacía también responsables de las licencias para todos los establecimientos públicos e incluso les encargaba el control del juego.

Adaptada a los nuevos tiempos

Han pasado los años y los siglos. El actual Cuerpo Nacional de Policía nace a la modernidad en 1986 al refundirse los Cuerpos Superior de Policía y de Policía Nacional. Una integración cuyo fin fue evitar duplicidad de funciones, que no estuvo exenta de problemas y se vio sometida a todo tipo de vaivenes políticos. El experimento demócrata está hoy plenamente engrasado y sus hombres (59.184) y mujeres (8.723) encabezan la lista de las instituciones mejor valoradas, dentro y fuera de España, hasta el punto de liderar investigaciones internacionales de crimen organizado o drogas y ser la envidia de otros Cuerpos. 

Su catálogo de funciones exclusivas abarca servicios elementales para el Estado como la expedición del DNIy el pasaporte; el control de entrada y salida del territorio español, las relacionadas con extranjería y asilo, la normativa del juego o la colaboración y auxilio a policías de otros países. Cuenta con joyas de la corona, grupos de élite como el GEOo el TEDAX, cuyos hombres de acero llevan décadas jugándosela contra terroristas y criminales especializados y bajo su uniforme se cobijan algunos de los mejores investigadores en delincuencia económica o tecnológica. Hay quien les señala como levantiscos (sus sindicatos son profesionales y legales) o plegados a adscripciones políticas (los cambios de Gobierno suponen sacudidas en la cúpula). Ellos se reivindican como lo que son: policías movidos por su vocación


Extraído de: Diario ABC

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